Un suscriptor me escribió recientemente:

Un amigo mío no tiene un ingreso fijo y ha llegado al límite de sus tarjetas de crédito (cerca de $10,000). Ha iniciado un nuevo negocio, pero actualmente no tiene clientes ni prospectos.

Realiza afirmaciones indicando que ya tiene éxito y está libre de deudas. ¿Cuál es la mejor manera para él? ¿Debe escribir cheques para pagar sus cuentas a medida que llegan, aunque el dinero no esté en su cuenta en este momento? ¿No demostrarían estas acciones concretas su fe?

Mi respuesta:

La fe es algo maravilloso y muy necesario. Sin embargo, hay enfoques que pueden parecerse a la fe, pero que nos llevan en direcciones arriesgadas.

Dígale a su amigo que debe prestar mucha atención a las acciones “reales” y concentrarse en aprender a brindar un servicio a otras personas que ellos desean. (Tenga en cuenta que el énfasis está en lo que “ellos” quieren).

Pagar cuentas con cheques de goma no es un acto de fe. Es un juego desesperado. Sé por dura experiencia que es casi imposible tener la mentalidad correcta para una verdadera fe o confianza cuando estás dando vueltas por el desagüe.

Tu amigo necesita tener los pies bien puestos con dinero real, incluso si tiene que ir a atender un bar o lavar los platos para obtener un ingreso adicional por un tiempo. Honesto, no es una desgracia (a menos que se quede allí).

Recuerda que toda fe necesita pies. Si estás en un avión que desciende en picada, primero te pones el paracaídas. Y LUEGO haces afirmaciones.

“Toda fe necesita pies” es una frase que significa que la fe no es suficiente por sí sola y necesita ser acompañada por acciones o hechos. En otras palabras, no es suficiente simplemente creer en algo, sino que también se debe actuar de acuerdo con esa creencia para marcar una diferencia significativa en el mundo.

La antigua frase bíblica “la fe sin obras está muerta” significa exactamente eso: la creencia debe estar conectada orgánicamente con la acción. Acción productiva. Si no es así, entonces no es una creencia verdadera, es solo un intento de engañarte a ti mismo y a los dioses.

Demasiadas personas esperan poder hacer afirmaciones, orar o AFIRMAR, y esto les evitará tener que tomar una decisión y actuar. Pero esa no es la forma en que funciona. La acción y las afirmaciones deben unirse como una sola unidad y apoyarse como dos piernas. Ni la fe ni la acción pueden estar solas.

Así que quizás quieras decirle a tu amigo que el pensamiento positivo es bueno (y absolutamente necesario), pero que la acción positiva también es un ingrediente esencial.

Cuando se está dispuesto a tomar acción, con todas los obstáculos de afuera, la fe atraerá los golpes de suerte, las sincronicidades y los encuentros casuales con las personas adecuadas en los momentos adecuados para ayudarlo a avanzar. Pero es la acción la que ancla toda esa potencialidad en la realidad. 

De lo contrario, es todo humo.

“Estar dispuesto a tomar acción con todos los obstáculos”… algunas personas llaman a eso entusiasmo, otras lo llaman compromiso. 

Solo recuerda que no tienes que renunciar a tus sueños y metas cuando surge alguna pequeña cosa (o no tan pequeña). La meta es lo importante, cada pequeño paso se necesita para llegar allí.

Supongo que el viejo gremlin de la impaciencia ha matado más sueños que cualquier otra influencia. Es tan común pensar, “Si no estoy llegando AHORA MISMO, entonces eso es todo; Nunca lo lograré.

¿POR QUÉ la fe sin acción es incompleta e insuficiente?

La fe sin acción es incompleta e insuficiente porque la fe no es solo una cuestión de creencias y convicciones internas, sino también de acciones y comportamientos externos. La fe implica una confianza y compromiso profundos con ciertos valores y principios, y esta confianza y compromiso deben manifestarse en la vida diaria a través de acciones concretas.

Por ejemplo, si alguien cree en la importancia de ayudar a los necesitados, pero no toma medidas para hacerlo, su fe es incompleta e insuficiente. La verdadera fe implica poner en práctica lo que se cree, haciendo el bien en el mundo y trabajando para mejorar la vida de los demás.

Además, la fe sin acción puede llevar a la hipocresía y la inconsistencia. Si alguien profesa tener ciertas creencias y valores, pero no actúa de acuerdo con ellos, entonces esa persona está viviendo una vida falsa e inauténtica. La verdadera fe requiere integridad y coherencia entre lo que se cree y lo que se hace.

En resumen, la fe sin acción es incompleta e insuficiente porque la fe implica una combinación de creencias internas y acciones externas. La verdadera fe se manifiesta a través de acciones concretas que reflejan los valores y principios en los que se cree.

Pasos a seguir para que la fe se acompañe con la acción

Para que la fe se acompañe con la acción, se pueden seguir los siguientes pasos:

  1. Reflexionar sobre las creencias y valores personales: El primer paso para acompañar la fe con la acción es reflexionar sobre las creencias y valores personales. Esto implica cuestionarse lo que se cree y por qué se cree. También es importante identificar los valores que son importantes para uno mismo y cómo estos pueden ser aplicados en la vida diaria.
  2. Establecer objetivos: Una vez que se han identificado las creencias y valores personales, es importante establecer objetivos concretos para llevar a cabo acciones que los reflejen. Por ejemplo, si alguien cree en la importancia de la justicia social, podría establecer objetivos para participar en protestas pacíficas o apoyar organizaciones que trabajan en esta área.
  3. Planificar acciones concretas: Después de establecer los objetivos, es importante planificar las acciones concretas necesarias para lograrlos. Esto implica identificar los recursos necesarios, las personas y organizaciones que pueden apoyar la causa y el cronograma para llevar a cabo las acciones.
  4. Tomar acción: Una vez que se han establecido los objetivos y se han planificado las acciones, es importante tomar medidas concretas para llevar a cabo esas acciones. Esto puede implicar participar en manifestaciones, donar a organizaciones benéficas o trabajar como voluntario en una causa importante.
  5. Evaluar y ajustar: Después de tomar acción, es importante evaluar el impacto de las acciones y ajustar en consecuencia. Esto implica evaluar si se han logrado los objetivos establecidos y si se pueden hacer mejoras en las acciones para lograr mejores resultados.

En resumen, para acompañar la fe con la acción, es importante reflexionar sobre las creencias y valores personales, establecer objetivos concretos, planificar acciones, tomar medidas y evaluar y ajustar en consecuencia. Al seguir estos pasos, se puede lograr una mayor coherencia entre la fe y las acciones diarias, lo que a su vez puede llevar a una vida más auténtica y satisfactoria.

Aquí hay algunas frases sobre la fe con acción:

  1. “La fe sin obras está muerta” – Santiago 2:26.
  2. “La fe es la fuerza interior que nos impulsa a hacer lo que sabemos que es correcto, independientemente de las consecuencias” – Barack Obama.
  3. “La verdadera fe es poner en práctica lo que se cree” – Mahatma Gandhi.
  4. “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” – Hebreos 11:1.
  5. “La fe no es solo una creencia, es una acción. No solo un pensamiento, sino un movimiento” – T.D. Jakes.
  6. “La verdadera fe en Dios se demuestra en cómo tratamos a los demás” – Ravi Zacharias.
  7. “No es suficiente tener fe; también debemos poner esa fe en acción” – Wilferd Peterson.
  8. “La fe sin acción es como un coche sin gasolina, no irá a ninguna parte” – Billy Graham.
  9. “La fe es creer en algo con pasión y luego poner esa pasión en acción” – Rick Warren.
  10. “La fe es tomar el primer paso incluso cuando no puedes ver la escalera completa” – Martin Luther King Jr.

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