Reflexión de Superación Personal: No te rindas!
La vida nos enseña que antes de actuar debemos meditar bien nuestras acciones y no reaccionar, porque si nos dejamos llevar por las emociones, nos encontraremos con una derrota.
Cuando no actuamos con inteligencia, nos comportamos como personas débiles y con baja autoestima. Y por culpa de ello, nuestras inseguridades saldrían a la luz, haciendo que nuestra vida sea peor de lo que pudiera ser…
Tu tiene el poder y la libertad de controlar tus emociones y modelar tu actitud para cambiar tu situación. Puedes revertir gran parte de las consecuencias que ahora estás viviendo:
Primeramente, debes ponerte el lente psoitivo y dejar a un lado tu inseguridad… Procura practicar afirmaciones como decir “yo puedo”, “yo debo”, “yo soy” para así intentar olvidarte de todas aquellas flaquezas que te acaban llevando a la derrota.
Tú tienes en tu interior un “algo” que te motiva cada día a ser mejor, que te hace levantar de las peores caídas y te hace ser fuerte. Pero tienes que reflexionar, despertar y buscar tu otro yo, sumergirte en el fondo de tu ser y salir adelante. Tienes que emerger y entregarte a lo que sientes y a lo que deseas.
No importa si tienes que nadar en contra de la corriente, porque finalmente lo que importa es tu deseo de ser mejor cada día. De lograr tu propósito de vida. Lo que importa es el querer cumplir con cada meta prometida y deseada… ¡Lo que importa es que tus sueños se hagan realidad!
No te limites, no te escondas ante lo que quieres, porque sólo tú eres capaz de emprender las tareas que te impongas y sólo tú eres capaz de cumplirlas… porque son tus sueños, porque son tus realidades, porque es tu vida y es tu futuro.
No te vas a rendir, cada una de tuas acciones, cada uno de los pasos que des tiene que ser guiadas por ese propósito de vida que solo te pertenece a tí.
Metáfora: EL AGUILA Y LA TORMENTA
¿Sabías que un águila sabe cuando una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?
El águila volará a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán.
Cuando llega la tormenta, extiende sus alas para que el viento las agarre y lo lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta esté destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.
El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta.
Cuando las tormentas de vida nos vienen -y todos nosotros vamos a pasar por ello- podemos levantarnos por encima poniendo nuestras mentes y nuestra fe hacia Dios.
Las tormentas no tienen que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta que trae enfermedad, tragedia, y demás cosas en nuestras vidas. Podemos volar sobre la tormenta.
Recuerda, no son los pesos de la vida los que nos llevan hacia abajo, sino cómo los manejamos.