¿Alguna vez has visto un águila en medio de una tormenta? A diferencia de otros pájaros, el águila no huye cuando se avecina una tormenta. En cambio, el águila vuela hacia ella, permitiendo que los vientos fuertes la eleven a alturas aún mayores. Esta es solo una de las muchas lecciones que podemos aprender del águila y aplicar a nuestras propias vidas cuando enfrentamos desafíos y adversidades.
En este artículo, exploraremos más a fondo las reflexiones de superación que podemos extraer de la historia del águila y la tormenta.

EL ÁGUILA Y LA TORMENTA
¿Sabías que un águila sabe cuando una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?
El águila volará a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán.
Cuando llega la tormenta, extiende sus alas para que el viento las agarre y lo lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta esté destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.
El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente, usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta.
Cuando las tormentas de vida nos vienen -y todos nosotros vamos a pasar por ello- podemos levantarnos por encima poniendo nuestras mentes y nuestra fe hacia Dios.
Las tormentas no tienen que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta que trae enfermedad, tragedia, y demás cosas en nuestras vidas. Podemos volar sobre la tormenta.
Recuerda, no son los pesos de la vida los que nos llevan hacia abajo, sino cómo los manejamos.
En la siguiente página el Análisis de la fábula “El Águila y la Tormenta”
