HUMILDAD EN NUESTRO ACTUAR
Una de las virtudes que tenemos que pedir, es la humildad de reconocer que, a pesar de nuestros esfuerzos por ser mejores, aún estamos lejos de alcanzar la plenitud humana y espiritual, somos seres en evolución.
Continuamos siendo débiles, frágiles ante las tentaciones, frecuentemente seducidos por las luces y el oropel del mundo que nos lleva a cambiar lo real y verdadero, El Placer y EL poder nos atraen y nos dominan.
La realidad es que sólo los que reconocen su debilidad pueden conseguir la fuerza interior para superarla; quien se siente perfecto vivirá siempre en la oscuridad de sus errores. Y esto no quiere decir que nos encontremos peor que antes, sino que nos hace darnos cuenta que aún nos falta mucho por andar; que si ciertamente hemos superado muchas de nuestras debilidades, son todavía muchas más las que continúan pendientes en nuestro camino de sanación interior.
Revisemos nuestros corazones y nuestra vida, y dejemos que la luz ilumine nuestro interior, y no permitamos que el orgullo y la soberbia nos impidan crecer en humildad y en gracia.
Una Metáfora con una Reflexión Sobre La Humildad
EL SEGUNDO TRAJE
Cierta vez un hombre visitó a un consejero y el relató su problema:
«Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses recibí el encargo más importante de mi vida.
El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.
Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:
-¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad¡ ¿Quién te enseñó a coser?
Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado¡ Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto¡ ¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años¡
-Vuelve a tu negocio –dijo el sabio-, descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe.
-¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora¡ -protestó el sastre-. Además, mi estado de ánimo no es el de siempre.
-Haz lo que te indico, y Dios te ayudará –dijo el hombre.
Dos semanas después, el sastre retornó.
-¡Usted ha salvado mi vida¡ Cuando le presenté nuevamente el ropaje el rostro del noble se iluminó: ¡Hermoso¡, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto¡
Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos.
Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primera prenda y la segunda?
-El primer traje –explicó el sabio-, fue cosido con arrogancia y orgullo.
El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía.
¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc., con arrogancia y orgullo, o con humildad en el corazón?
Video con Frases sobre La Humildad
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