Si quieres ser feliz mañana, debes empezar a trabajar en ello hoy. Algunas personas se pasan la vida esperando que la felicidad llegue por sí sola y nunca llegue. Otros trabajan duro para crear riqueza, pero aún no están contentos, y descubren que el dinero solo trae un conjunto de problemas completamente diferente. La felicidad es un estado mental y no el tamaño de su cuenta bancaria. La felicidad es emocional y no física. Cada individuo necesita trabajar para crear su propia felicidad.

Me gusta cómo Richard Bach, el autor de Jonathan Livingston Seagull, lo expresó cuando dijo: “Si tu felicidad depende de lo que haga otra persona, supongo que tienes un problema”.
Para encontrar la felicidad, primero debes comprender de dónde proviene la felicidad. Los recuerdos son para la mente lo que un espejo para los ojos: un reflejo. El espejo refleja lo físico mientras que nuestros recuerdos reflejan lo emocional. Cuando te miras en el espejo, refleja cómo te ves; cuando miras en tu mente, refleja quién eres. Una gran diferencia entre los dos es que puedes cambiar lo que ves en el espejo pero no puedes cambiar los recuerdos reflejados en tu mente.
Tendemos a pasar mucho tiempo tratando de mejorar lo que vemos en el espejo, pero poco o ningún esfuerzo tratando de mejorar nuestros pensamientos. Cada acción crea un recuerdo. ¿De verdad crees que la persona que está amargada y enojada hoy estuvo feliz y alegre ayer? Si una persona dice o hace algo que nos enoja o molesta, podemos agregar a la memoria nuestras propias acciones negativas o podemos reemplazarlas con acciones positivas y crear recuerdos positivos.
Si quieres ser feliz mañana debes elegir con cuidado lo que haces hoy, porque las acciones de hoy se verán reflejadas en los recuerdos de mañana y no podrás hacer que se vayan. Todo lo que hagas hoy estará en el reflejo de mañana. La próxima vez que una persona te enoje, en lugar de arremeter, intenta imaginar que estás sosteniendo un espejo que le devuelve el reflejo, sabiendo que sus acciones o palabras son un reflejo de él y no de ti.
A todos nos gusta lo que vemos en el espejo. Para ser verdaderamente felices también nos tiene que gustar lo que vemos reflejado en nuestras mentes. Lo que refleja el espejo no es tan poderoso como lo que refleja la mente, porque refleja nuestras palabras y acciones.
¿De qué se llenarán tus reflexiones? ¿Tus reflexiones / recuerdos estarán llenos de bondad y alegría o de amargura e ira? ¿Qué has hecho hoy que te traerá felicidad mañana?