FIRMEZA DURADERA.
En una floresta ubicada tras una montaña crecían diferentes variedades de árboles. Todos estaban más preocupados en ser altos con muchas ramas y flores, y no le daban mayor importancia a fortalecer sus raÍces.
Solo había uno que pensaba diferente: el laurel, quien les decía:
-Yo prefiero gastar energías en tener una buena raíz, así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten.
Pero los árboles estaban orgullosos de ser grandes y bellos y se burlaban del laurel diciéndole:
-Para qué quieres tanta raíz. Míranos, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocupate solo por ti!
Un buen día vino una gran tormenta, sacudió, sopló y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados que por más que gritaron no pudieron evitar que el viento las volteara.
En cambio, el pequeño laurel, como tenía pocas rama y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.
En los momentos difíciles, las apariencias no te mantienen firme, mas sí lo que está oculto en tu corazón.
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