Tener una visión, tener un propósito en nuestra vida es como tener una estrella a la cual nos dirigimos, es el norte a seguir que estará allí guiando nuestro camino y aunque nunca lo alcancemos sabremos que lo hemos intentado y que hemos avanzado todo lo que hemos podido y eso hará nuestra vida trascendente y brillante. Aqui una reflexión de Yehudi Menuhin con un profundo mensaje de Superación personal.
El Día que vi Mi Estrella
Desde niño ya mostraba mis dotes de gran violinista. En ese momento solo soñaba con alcanzar la fama mundial y ser muy querido por todos.
Una vez le confesé ese sueño a mi maestro y este, con una amable sonrisa, me dijo: “Con el don que tienes, fácil puedes alcanzar la fama. Pero, para ser un grande y admirado por todos, tienes que inspirarte. Y tocar con inspiración significa elevar los ojos a una estrella lejana”.
En ese entonces creí que sus palabras significaban que tuviera que poner el alma entera en cada ejecución. Pero unos años después, para mi asombro, descubriría que aquellas palabras me iban a enseñar a lograr la inspiración que siempre quise tener.
Recién había concluido la Segunda Guerra Mundial, y acepté una invitación para dar un concierto en Berllin. Para ese entonces ya había alcanzado una gran fama como violinista. Pero como yo tengo raíces judías, ello motivó a que la comunidad judía mundial se sintiera ultrajada y se pusiera unánimemente en mi contra. Aquellas críticas me afectaron profundamente. Estaba a punto de cancelar el concierto. Pero en ese momento me acordé en “poner los ojos en esa estrella lejana”.
Aquella noche en Berlín, al presentarme, le dije al auditorio: “Combatir el odio con el odio es inútil. Tengo la esperanza de que esta noche comenzaremos a entendernos los unos a los otros a través de la música que todos amamos”. Dicho esto, el auditorio se levantó a aplaudirme. Gracias a esa experiencia, recién comprendí totalmente las palabras de mi maestro de violín: elevar los ojos a una estrella lejana significaba tener un ideal o un propósito más alto y a la vez tan grandioso como para que fuera la fuente de nuestra inspiración. Ahora si ya había alcanzado mi sueño de niño.
Yehudi Menuhin